El árbol
Desperezándose desde el silencio,
enroscadas las palabras
en un giro estático...
brotarán las voces leñosas,
los dedos rugosos en el tiempo;
gira y gira en un torbellino
traspasando las horas eternas,
imperceptible en las miradas.
... morirán mis manos
entre tus cicatrices,
silenciarán mis voces
las heridas en el viento.
El timbre
Una llamada en espera,
manida en el silencio,
olvidada en las manos.
Una llamada en eco
perdido de la mirada,
silenciada en la soledad.
Una llamada en el sueño
de una esperanza perdida.
Islas
A vista de sueños
entre islas del paraíso;
mar enrojecido, ensangrentado
en la cadencia del olvido;
selvas y playas agonizando
su soledad, su abandono.
Islas... enfangadas en la lluvia,
descompuestas y pisoteadas,
desaguándose entre abismos...
a ras de suelo sueñan las miradas.
Mejillones
Palabras,
viviendo en mí,
enclaustradas en el silencio,
asomándose curiosas
entre la voz dormida,
parasitadas en mis manos;
un apéndice más
imperdible en las horas,
lapadas a un puñado de sueños.
Agua
Miradas que no se quieren mojar
entre las manos resecas,
que huyen en un contratiempo
asustadizo, imprevisto;
un salto hacia atrás y quedarán
las retinas en lo abstracto,
impregnadas de una lluvia de jardín,
una lluvia con reloj y minutos contados,
zigzagueando monótona en su camino,
salpicando asfalto y silencios,
circunvalándose ávida en la mañana.
Cumpleaños
Recuerde, 50...
cincuenta palabras
entre cincuenta silencios,
cincuenta miradas
en cincuenta sueños,
cincuenta caricias
entre cincuenta olvidos,
cincuenta voces
sobre cincuenta abismos,
cincuenta manos
en cincuenta ocasos,
cincuenta alientos
sobre cincuenta sombras...
recuerde, 50.
El cristal
Se hicieron añicos los paisajes,
opacos y quebrados en las miradas,
embebiéndose negros en las manos;
nada se vislumbra más allá del olvido
que atrapa las mañanas en telarañas.
Un golpe, otro... y caerán impasibles
las horas en el vacío, quebrándose
anónimas en sus sueños olvidados.
Calles
En una calle sin nombre,
dormidos los deseos,
despiertos los silencios,
en la soledad de los pasos
furtivos, vagabundos;
trasnochando las miradas,
las manos dolientes,
las voces calladas
en el vómito de sus palabras...
ocres que no dicen nada,
dorados que callan...
se cierran los ojos en un bostezo
y queda la noche en espera...
espera en las horas,
en el insomne paso del tiempo.
Trepando
Trepando... alejándose,
inalcanzable en su sueño;
un adiós sin miradas...
(volveré cuando mis manos
se tumben, cuando mi silencio
sea paisaje en sombra)
... trepando... alejándose
de la tierra que atrapa,
que cautiva en soledad
un deseo, una esperanza.
El tronco
Vacío...
oquedades muertas;
miradas al abismo
de lo que fue...
y caerá la lluvia
a llenar de silencio
y soledad las horas
desintegradas en la memoria.
Estatua
Reflejándose en el silencio,
en la quietud de su soledad.
(muda... estática)
Inmune a mis miradas
que la escriben,
a mis manos que la modelan
en trazos incorpóreos,
difuminados en la transparencia
del agua estancada en el ayer...
ayer, todo es ayer en su silencio,
en las cicatrices de las horas
cinceladas sobre su cuerpo.
Piezas
Piezas,
palabras perdidas
en un rompe-manos
escribiendo entre líneas...
los silencios,
el ayer de la mirada,
las muecas de la voz,
los vértigos de los sueños...
ya nada encaja
en un puzzle-poema...
siempre las mismas palabras
disfrazadas de su soledad.
Dos piezas y un lápiz...
líneas en blanco que esperan.
Bancos
Desigualdad...
entre manos y palabras,
entre la voz y el silencio,
entre la mirada y su paisaje;
torcidos caminos por recorrer,
zancadilleados en las ranuras
del olvido, en las aristas del ayer.
Líneas
Líneas en paralelo,
continuas, sin fin,
camino al infierno
del olvido;
mirar atrás es el vacío,
andar es una condena.
Se vencen los sueños
en las miradas insomnes,
quemados en el silencio...
... en los paisajes quedarán
los restos carbonizados
de las manos y la voz.
Pepitas
Palabras que esperan sus poemas
en la dulzura de unas manos,
entre silencios y olvidos,
entre sueños y oscuridad...
cada pepita, una voz dormida,
una soledad, una mirada
de la piel ajada que se pliega
en las cicatrices del olvido.
Atardecer
No son más que nubes
pinceladas de oscuridad,
una amenaza ficticia de lluvia
que derrama su furia entre la calma,
calma en ebullición,
incandescente en el roce de la luz
que apaga su voz en el silencio;
todo será quietud en una tormenta
evaporada en las miradas... entre
las manos, la calina de su soledad
que ahoga las palabras siempre iguales;
y variarán las nubes sus formas,
sus caprichos, sus sueños...
y quedarán los mismos silencios
entre los dedos atrapados en su cárcel
de aspereza, de sin caricias... mudos.
Los aperos
Pala y horca...
para socavar la tierra,
unas palabras;
para remover la paja,
unos silencios.
Aperos de labranza
como la voz y las manos
para sus poemas,
como los sueños
para las miradas.
El grupo
Es una mirada,
un reflejo de miradas,
impresionadas, perennes
en más miradas, paisajes
sobre fondo, adivinados
en un espejo de caminos;
andar sobrevolando sonrisas,
volar entre las manos
despuntando en la mañana...
y llegar donde nacen los sueños,
donde se escucha el silencio
de la eternidad, donde la voz
es eco entre las manos.
Amanecer
Otro amanecer...
mismas miradas,
palabras, silencios;
quizás, el mismo amanecer
con otras miradas,
palabras y silencios;
quizás, las mismas miradas,
palabras y silencios
en el mismo amanecer...
puede que todo sea lo mismo,
puede que todo sea distinto,
puede que las miradas
busquen su amanecer
en el silencio de las palabras,
puede que el amanecer
sea las miradas donde
hablan los silencios.
La aldaba
Quién te llamará
en el bosque sin nombre,
quién rozará tu silencio
entre sus dedos,
quién atisbará tus secretos
en sus miradas ciegas...
quién capturará tus momentos
entre las palabras esquivas...
quién... quién...
quién te llamará
cuando se ahogue la luz.
Los huevos
Versos por nacer,
guardados entre las manos;
silencio, silencio para la voz,
poemas, poemas para las miradas,
palabras, palabras para la soledad;
versos por nacer...
eclosionarán lentos
entre los pliegues de la piel,
entre la voz callada de las manos.
Amanecer
Despuntando desde la negrura,
tímidamente,
fidelidad en las miradas
que con anhelo esperan;
asomarán los colores
silueteados en las manos
que los atrapan.
Qué depara el día
cuando la voz enmudece;
duermen los silencios,
despiertan las palabras.
La libélula
Fragilidad;
en un instante,
todo se tambalea;
en un momento,
todo se esfuma;
un vuelo caído
entre cielos negros,
en picado a la tierra
que engulle los horizontes.
Plantas
Nacer de un reflejo,
realidad o mentira
de las miradas;
lo tangible se torna etéreo
entre las manos,
intocables silencios
que visionan sombras
y luces, que cuentan
sus secretos en las voces
del viento... ¿en qué lado
quieres estar? ¿Reflejo mudo?
¿Títere del tiempo?
Nacer de un reflejo y morir
en la imagen contando las horas
marchitadas de una voz rota.
El disco
Quedó atrapado el arco iris,
tornasoles entre músicas mudas,
entre miradas numeradas
que giran en silencio.
Del uno al...
y vuelta a empezar
los silencios, las voces
desenchufadas, las notas
desdibujadas.
Sólo un haz de colores
irisando los reflejos,
flirteando con mi mirada.
Las copas
Caerán una tras otra,
derramando sus silencios,
esparciendo las voces
mudas que albergaron;
una tras otra caerán
sobre las manos
que las abandonaron,
y quedarán inertes
cubriéndose de olvido,
refugiadas en la soledad
del vacío, de la nada.
El patio
Rincones de olvido
donde van los momentos
del ayer, las miradas
que nadie quiere,
las voces transfiguradas
en el silencio, las manos
sin sus palabras.
Rincones de olvido
donde ya nada existe,
donde todo muere.
El gato
Miradas en vigías nocturnas
observando eternamente,
mis pasos, mis sueños;
inamovible en su espera,
ronroneando en mi silencio,
acariciando mis palabras...
gato negro en transparencias
de desnuda soledad,
maullidos callados
entre la voz rota...
siete vidas, siete muertes;
siete esperanzas, siete desengaños.
La pluma
Perdí el vuelo en cielos azules,
caída en la tierra...
zancadillas del viento,
a su capricho, sin voluntad
en un destino varado,
mordisqueada entre sus labios
que susurran mis silencios,
que murmuran entre mi mirada.
La puerta
Asómate por la mirilla...
puerta cerrada,
calle abierta;
bocas cerradas,
sueños abiertos;
voces cerradas,
manos abiertas...
abre, mira, entra
en una calle abierta
tras la puerta cerrada;
abre, mira, entra
en las miradas ausentes
donde reina el silencio,
donde la soledad
lleva tu nombre.
La fuente
Qué sería de...
una fuente sin agua,
un poema sin palabras,
una mirada sin sueños,
unas manos sin caricias,
unos labios sin voz...
gotas que caen
repiqueteando en mi silencio;
oídos sordos,
miradas ciegas,
sólo el objetivo mira,
sólo el objetivo escucha.
Al final, se saturan los colores
entre las manos grises,
se enaltecen las palabras
en poemas tristeza,
se apagan las miradas
en su ayer, en su hoy...
la voz se queda muda
entre los sueños,
las palabras se repiten
como el ciclo del agua
de una fuente anónima.
