Agua
Miradas que no se quieren mojar
entre las manos resecas,
que huyen en un contratiempo
asustadizo, imprevisto;
un salto hacia atrás y quedarán
las retinas en lo abstracto,
impregnadas de una lluvia de jardín,
una lluvia con reloj y minutos contados,
zigzagueando monótona en su camino,
salpicando asfalto y silencios,
circunvalándose ávida en la mañana.
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