La silla
Ya mis labios quedaron
postrados y sin huella,
inmóviles en una caricia
del viento y el otoño.
Quizás, necesite de mis manos
para barajar soledades y sueños,
palabras y amaneceres,
memorias y olvidos.
Puede que precise de mis miradas
para andar voceando sonrisas,
y olvidar nostalgias
entretejidas en la piel y el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario